
El análisis se llevó a
cabo en el Centro de Investigaciones del Hospital Universitario de Montreal,
mediante cuestionarios que realizaron 662 adolescentes pertenecientes a clase
social alta, media y baja, los cuales fueron divididos en tres grupos: los que
no fumaban, los que fumaban pero no como forma de automedicación y los que
fumaban para sentirse bien.
Sin lugar a dudas, se trata de un hábito que daña la salud y el
aspecto físico a corto, mediano y largo plazo. Últimamente, se ha descubierto
que el cigarrillo también
aumenta los síntomas
de depresión en los adolescentes, especialmente en aquellos
que fuman para eliminar la tristeza y combatir los diversos problemas
cotidianos que son típicos de esa etapa.
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