A muchas personas les sucedió alguna vez que se
acuestan a dormir con una duda existencial o algún problema por
resolver, sueña con eso y por alguna razón al otro día encuentra fácilmente la
solución a su dilema.
Existen diversas clases de
sueño: el que es posible “comprender” y de alguna forma “controlar”, el sueño lúcido en el
cual las personas pueden reconocer que están soñando, entre otros, los cuales
benefician a la interpretación de nuestro sueño, lo que ocurre en él y los
personajes que lo protagonizan.
Varios científicos estadounidenses del Centro Médico Diaconesa
Beth Israel realizaron una serie de estudios que consistían en poner a unos
cuantos individuos a que se aprendan un laberinto tridimensional con el fin de
hallar una salida.
Dividieron a las personas en dos grupos: el primero fue a dormir
la siesta y el segundo permaneció despierto realizando
distintas actividades. Al cabo de unas horas, todos volvieron al ejercicio del
laberinto y un pequeño grupo de los que habían dormido mejoraron la forma de
encarar la tarea. Todos ellos recordaban haber soñado con el laberinto y en
cómo hallar la salida.
Gracias a esto, los expertos llegaron a la conclusión de que
mientras las personas duermen el cerebro trabaja en cómo se pueden resolver
diversos problemas. Por estas razones, es aconsejable meditar diariamente tanto
en la mañana como en la noche durante unos 15 minutos para lograr bajar las
tensiones y activar zonas del cerebro para volverse más lúcido y ágil en cuanto
al pensamiento.
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